jueves, 3 de octubre de 2013

Orientación y Monitoreo: el papel de la comisión directiva de una OSC


En esta oportunidad compartimos un material que utilizamos en la capacitación de una organización de la sociedad civil, basándonos en la información contenida en una de nuestras entradas anteriores, y enfocándonos principalmente en la prevención de eventuales conflictos que puedan surgir entre los distintos sectores de nuestras organizaciones.

Nos parece sumamente importante abordar este tema debido a la necesidad que tiene cualquier organización de reducir las zonas grises en su distribución y jerarquización de tareas. Esta necesidad se convierte, además, en algo imperativo si tomamos en cuenta que nuestras organizaciones se mueven en contextos vulnerables, por lo tanto sus profesionales están continuamente expuestos a “urgencias” que pueden originar falta de controles sobre las acciones emprendidas o una excesiva lentitud en la toma de decisiones.

Como premisa, nos parece necesario aclarar que una cierta medida de “roce” entre el management y la dirección, es decir entre el “escritorio” y el “terreno” es casi inevitable y hasta beneficiosa. Si encontramos una organización que no presente ningún tipo de dificultad entre un nivel y el otro es probable que se deba a una falta de comunicación y coordinación entre ambas partes. Esto puede ocurrir en casos en donde haya profesionales que trabajan en lo operativo de manera muy dependiente a los gerentes, incluso, tal vez con escasa calidad técnica; o por lo contrario en casos en que la comisión directiva no esté ejerciendo su papel de control de la manera adecuada, con consecuentes riesgos de tipo económico o legal[1].
En cambio, para lograr una estructura sana se necesita la  presencia de dos actores fuertes, que naturalmente pueden generar roces o  debates, necesarios para el correcto funcionamiento de una organización, pero cuyos aspectos es oportuno aclarar y consensuar para que no degenere en un conflicto.

En nuestra opinión, la Comisión Directiva de una OSC desarrolla tres funciones principales indelegables:

-          Orientar la estrategia de la organización. Sus miembros, independientemente de sus funciones específicas (presidente, secretario, etc.) deberían poder actuar como asesores del personal contratado, gracias a la información y la experiencia que poseen, enriqueciendo la toma de decisiones. En lo posible, es preferible que sus miembros posean interés y/o trayectoria en el ámbito de la acción social y tratan de ampliar la visión que el personal contratado pueda tener sobre determinados asuntos, dando su aporte para la actualización continua de la misión y los valores organizacionales.
-          Asegurar una gestión virtuosa de las acciones de la organización, mediante visitas al “terreno” o revisiones periódicas (por ejemplo, cada 2 meses) de los informes técnicos de los distintos proyectos en ejecución y elaboración, o también por medio de auditorías de las cuentas bancarias y la conformidad a las leyes vigentes de los procedimientos administrativos implementados. De esta manera, sirven de enlace entre los profesionales contratados y los miembros de la organización que no pertenecen a la comisión (por ejemplo, los socios en el caso de una Asociación Civil). Al detectar eventuales errores en la gestión, pueden proponer correcciones o aplicar sanciones al personal correspondiente.
-          Seleccionar el personal encargado de supervisar la concreción de la misión de la Asociación Civil, en particular los responsables técnicos y administrativos, por ejemplo el Director Ejecutivo. Con respecto al resto del personal contratado, la Comisión Directiva debería limitarse a definir las escalas salariales, monitorear el clima organizacional, fijar incentivos no económicos para el personal (capacitaciones, participación a reuniones, etc.).

Además de estas tres funciones indelegables, y en la medida de lo posible, los miembros de una comisión directiva también se encargan de:
-          Buscar nuevos socios o miembros y, en general, ampliar la cartera de donantes para la financiación de las acciones de la organización;
-          Promover las acciones realizadas por la organización en ámbito civil y eclesial; en el caso de nuestras organizaciones, se incluyen también las otras instancias del Movimiento de los Focolares.

¿Qué se necesita para que puedan llevarse a cabo todas estas funciones? Nos parece necesario que se lleven a cabo reuniones quincenales para favorecer el cumplimiento de esas funciones y, de paso, cumplir con los procedimientos administrativos que les son requeridos (firma de cheques, actas, etc.). También es deseable que los responsables técnicos y administrativos que trabajan en el terreno participen de al menos algunas de las reuniones de la Comisión. En este sentido, es imprescindible que los canales de comunicación entre las dos partes estén organizados de la mejor manera posible, a fin de que alimenten confianza y enriquecimiento mutuo.
Debido a que se trata de cargos sin remuneración, no corresponde establecer una carga horaria para los miembros de la Comisión Directiva. Solamente considerando la complejidad de sus tres funciones indelegables, de todos modos, se calcula que deberían poder disponer de, por lo menos,5-6 horas semanales de dedicación a la organización.




[1] No se está hablando de mala fe; simplemente, se afirma que un experto en temas sociales o educativos, no necesariamente posee nociones profesionales de derecho o contabilidad, y es muy probable que necesite asesoramiento antes de tomar decisiones, como la contratación de un nuevo profesional, o la incorporación de voluntarios al equipo.

1 comentario: